La igualdad se consigue igualando

He releído la entrada que publiqué hace 2 años y veo que casi todo lo que dije sigue vigente, quizás esa sea la lástima. A ver si al año que viene el panorama es diferente.

Este año las mujeres de toda España han vuelto a salir a la calle para seguir reclamando la igualdad que tanto se promete, pero que nunca llega. Como las cifras bailan según quién las dé, voy a basarme en lo que yo he vivido. Mi sensación es que en Madrid había más gente que el año pasado, pero que la huelga ha tenido menos seguimiento. Sea cuales sean los números, las fotografías que muestran las calles llenas impresionan. Calles a rebosar de mujeres y de niñas, sobre todo, pero también de hombres y niños, no sé por qué muchos medios hablan sólo de mujeres, como si no estuviéramos juntos en esto. El reconocer que hubo muchos hombres que asistieron a las marchas también es igualdad.

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Manifestación Madrid, 8 de marzo de 2019

Después de la resaca de la manifestación y tras ver que del año pasado a este no hemos avanzado prácticamente nada, he sacado mis propias conclusiones y tengo unas cuantas cosas claras. En primer lugar, no me hace ninguna gracia ver a políticos o consortes en la manifestación, sean del color que sean y ocupen el puesto que ocupen. Es más, me parece una falta de respeto, ellos son los únicos que pueden hacer algo para que las cosas de verdad cambien y no lo hacen y luego se atreven a sujetar una pancarta o a aprovecharse de la gran afluencia de asistentes para lanzar amenazas del tipo “esto es lo que os espera” o apuntarse el tanto que han marcado otros, creo que todo eso sobra, el oportunismo de este país no tiene fin.

No termino de comulgar con todos los lemas que se gritan durante el recorrido. Entiendo que es un día para expresar la rabia por las injusticias que viven las mujeres, pero considero que se mezclan cosas que pueden desviar la atención. Para mí no tiene mucho sentido ver banderas en convocatorias como estas, ni políticas, ni la oficial del país, ni cualquier otra. Estamos reclamando igualdad entre hombres y mujeres, estamos pidiendo amparo para que todas las que salgamos de casa volvamos sanas y salvas y que a los que impidan que esto pase los castiguen como se debe, ¿por qué mezclamos las cosas? Siempre he pensado que lo de que el que mucho abarca, poco aprieta es una verdad como un templo. Sin embargo, hay un lema con el que sí estoy de acuerdo, la lucha sigue. La lucha diaria, porque está casi todo por hacer y nadie parece tener prisa, con lo que urge.

Me aburren mucho las puyas que los partidos políticos intercambian como si esto fuera un partido de tenis y las mujeres fuéramos las bolas y antes de cada saque eligiesen con cuál de todas nuestras reivindicaciones van a jugar. A ver si empezamos a dejar de perder el tiempo y realmente nos ponemos a hacer algo para que la igualdad sea real en todos los ámbitos y que las mujeres no sufran por el simple hecho de serlo.

Déjense de tonterías como nombrar el femenino de cada palabra en los discursos, ¿de verdad creen que así las mujeres nos damos por incluidas y satisfechas? ¡Eso es una treta para ganar puntos y que parezca que hacen algo! Eso sólo se lo consentía a mi madre cuando nos negaba algo, “ni videoconsola, ni videoconsolo”, decía. Ustedes no están al nivel, así que, por favor, se lo ahorran.

Lo de la paridad es otro invento del demonio, me suena a chiste lo de que a una mujer le concedan un puesto para el que puede no estar capacitada simplemente para alcanzar un porcentaje y cubrir los objetivos. Me conformaría con que si realmente estuviera capacitada no se le pusieran palos en las ruedas, ni se le hicieran preguntas inapropiadas.

Gracias al 8 de marzo he aprendido el significado de la palabra sororidad. Una de sus acepciones es “relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento”. Lo de empoderamiento me suena mucho a ejército, pero he visto que significa hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido y me he quedado más tranquila, porque otra cosa no, pero desfavorecidas, estamos.

Las mujeres no luchamos contra nadie, sino por nosotras. Las mujeres no peleamos tirándonos de los pelos o revolcándonos en el barro como a muchos les gustaría vernos. Las mujeres dejamos claro lo que valemos con hechos. Ansío que llegue el día en que la mujer no tenga que demostrar que puede hacer algo y se dé por supuesto que es así, tal y como pasa con los hombres.

Tengo la suerte de vivir y trabajar con y para muchas mujeres que ni aceptarían un trato vejatorio, ni esperan un trato de favor por su condición. Mujeres que no buscan pisar a nadie, sino que extienden el brazo y cobijan a todo el que quepa debajo.

Afortunadamente no necesité hacer huelga o gritar un lema específico, pero fui a la manifestación porque consideraba que tenía que estar apoyando a las que sí están en esa situación. Al fin y al cabo, a todas nos puede pasar. Supongo que, en este momento y tal y como está el patio, es la sororidad la que nos empuja a remar todas juntas en la misma dirección, aun cuando muchas no sabíamos ponerle nombre a esa fuerza.

Mi humilde agradecimiento a todas las que lucharon para que las demás podamos trabajar, votar, decidir, hablar en público o, simplemente, salir a la calle sin el permiso de un hombre.

cof
Manifestación Madrid, 8 de marzo de 2019